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¿Qué es y cómo funciona la mediación laboral?

Descubre qué es la mediación laboral y qué tipos hay

Publicado el 5 junio, 2024 - Modificado el 12 julio, 2024

Prevenir y resolver conflictos laborales es sinónimo de bienestar y productividad en la plantilla. Te explicamos todo lo que debes saber sobre la mediación laboral, una poderosa herramienta para fomentar entornos saludables de trabajo.

La mediación laboral es una aliada para solventar conflictos laborales y favorecer la buena convivencia en el trabajo. Hablamos de un procedimiento que, desde un enfoque neutral, busca propiciar el entendimiento y la negociación de un acuerdo.   

En las siguientes líneas vamos a ver en qué consiste la mediación laboral, qué tipos hay, cuáles son sus ventajas y qué tener en cuenta para implementarla con garantías de éxito en la empresa.  

¿Qué es una mediación laboral?

Se entiende por mediación laboral el procedimiento voluntario que se aplica para solucionar conflictos en el ámbito profesional y en el que interviene una persona mediadora imparcial para conseguir que las partes en desacuerdo lleguen a un consenso.  

Este sistema de resolución de problemas laborales puede implementarse ante cualquier conflicto que se dé en relación con el trabajo, ya sea entre personas empleadas, entre directivos y la plantilla, etc. Algunas de las situaciones en las que conviene contar con la intervención de una persona mediadora son: 

  • Desmotivación laboral. 
  • Falta de recursos para desarrollar el trabajo de forma efectiva. 
  • Problemas de comunicación en la empresa. 
  • Desigualdad y acoso laboral.  
  • Vulneración de los derechos de la persona empleada. 
  • Desacuerdos en el desempeño de las tareas.  
  • Trabajos con excesiva presión y que incrementan la ansiedad en el trabajo.  

Diferencias con arbitraje y conciliación 

Tanto la mediación laboral como el arbitraje y la conciliación tienen un mismo fin: resolver conflictos en contextos profesionales. De hecho, los tres se contemplan en el Acuerdo sobre Solución Autónoma de Conflictos Laborales (ASAC) como sistemas extrajudiciales de solución de conflictos colectivos laborales entre la empresa y las personas empleadas o sus respectivas organizaciones representativas. No obstante, existen ciertas diferencias entre ellos:  

  • Mediación laboral: la persona mediadora promueve el entendimiento a través de un proceso voluntario y participativo, haciendo que las propias personas implicadas en el conflicto propongan soluciones para entenderse. El papel del mediador/a es más activo, ya que acompaña a las partes a lo largo de todo el procedimiento.   
  • Arbitraje: un árbitro decide cómo resolver el conflicto con los mismos efectos a los de una sentencia judicial y las partes deben acatar la solución determinada.  
  • Conciliación: una figura conciliadora escucha las partes y propone soluciones, pero sin poner el foco en el entendimiento como si lo hace la persona mediadora. Su rol se concentra, fundamentalmente, en cumplir con la normativa legal, sin entrar en intereses, posiciones y motivaciones de las personas en conflicto.  

Tipos de mediación laboral 

En las relaciones laborales, se puede dar una mediación entre las personas que integran la empresa o una mediación entre la empresa y otra compañía o empresa proveedora.   

Según el objetivo que se busque conseguir y las técnicas que se empleen para lograrlo, podemos identificar tres tipos principales de mediación laboral:  

  • Mediación transformadora: el acuerdo se va forjando a raíz de la transformación de las relaciones entre las partes en conflicto. Busca modelar comportamientos para lograr gestionar entre sí los problemas y empatizar con los intereses y necesidades de cada parte.  
  • Mediación facilitadora: se basa en el apoyo a las partes implicadas, propiciando un contexto conciliador. Se busca conseguir directamente el logro del acuerdo.  
  • Mediación evaluadora: se centra en analizar las causas del conflicto y, con la información en mano, trata de acortar distancias para alcanzar la unanimidad.  

Objetivos de la mediación laboral 

La principal misión de la mediación laboral es resolver y evitar conflictos entre dos o más personas en la empresa. En esta línea, este sistema debe cumplir con objetivos como estos: 

  • Estimular el diálogo entre las partes que están en desacuerdo.  
  • Practicar la escucha activa y la empatía.  
  • Promover soluciones realistas.  
  • Mejorar la comunicación interna y propiciar el entendimiento.  
  • Cuidar las relaciones interpersonales.  
  • Fomentar la adopción de conductas respetuosas
  • Alentar el acuerdo entre las partes implicadas para favorecer el clima laboral.  
  • Aprender de las situaciones conflictivas para reforzar su prevención en el futuro.  

Ventajas de la mediación laboral frente a otros métodos  

Al ponerle solución a problemas laborales, la mediación confiere numerosas ventajas, entre las que destacan las siguientes: 

  • Facilita que las partes puedan reflexionar, empatizar y decidir entre ellas sobre un acuerdo.  
  • Permite optimizar recursos, ganar en agilidad y ahorrar mayores costes procedentes de procesos judiciales.  
  • Asegura la confidencialidad durante todo el proceso.  
  • Promueve el aprendizaje sobre la adopción de buenas prácticas que mejoren el ambiente de trabajo y prevengan conflictos.  
  • Favorece un clima laboral saludable y productivo.  
  • Evita el estrés en el trabajo y el malestar emocional derivado de los conflictos.  

¿Qué limitaciones tiene la mediación laboral?  

Como hemos visto, la mediación laboral proporciona numerosos beneficios, siendo una de las herramientas más efectivas para la resolución de conflictos en el trabajo. No obstante, y aunque son pocas, puede suponer ciertas limitaciones:  

  • El problema en cuestión tal vez no se resuelva de forma definitiva por la imposibilidad de llegar a un acuerdo final.  
  • Las partes pueden implicarse de forma distinta a la hora de solucionar sus diferencias. 
  • A raíz de los acuerdos que finalmente se establezcan, las personas implicadas tendrán mayores o menores responsabilidades, así como obtendrán más o menos beneficios.   
  • Es posible que los recursos disponibles para resolver la problemática sean escasos.  
  • Si la mediación no ofrece resultados satisfactorios, puede derivar en efectos negativos tanto para la empresa como para la plantilla.  

El papel de la mediación laboral en los conflictos laborales   

La mediación laboral desempeña un papel fundamental en la construcción de entornos de trabajo saludables, donde la comunicación fluye y se fomenta el entendimiento entre las diferentes partes. Gracias a la intervención de la persona mediadora, las personas aprenden a interaccionar de una forma más asertiva y comprensiva, lo que facilita el camino hacia una solución compartida, que derive en un win-win.  

Por otra parte, como sistema alternativo de resolución ante desacuerdos, la mediación en entornos profesionales suma una mayor eficiencia y agilidad en la gestión de conflictos, sin requerirse procedimientos jurídicos más tediosos y costosos. Asimismo, puede ser un método muy efectivo para prevenir que ciertos problemas se trasladen a la vía judicial.  

Hablamos de la mediación laboral como un método resolutivo, pero su intervención también tiene un papel preventivo. En este sentido, es interesante que los departamentos de personas potencien el seguimiento y el análisis del personal empleado en su puesto de trabajo, mediante entrevistas individuales y herramientas como la evaluación del desempeño. Con esta labor previa, las organizaciones pueden adelantarse a los acontecimientos y detectar problemas antes de que se desarrollen.  

Consejos para realizar una mediación laboral exitosa    

Acabamos viendo algunas recomendaciones que debemos tener en cuenta para sacarle el máximo partido a la mediación laboral. Para ello, es aconsejable que la persona mediadora aplique prácticas y estrategias como estas:  

  • Aprender a escuchar la información de las partes para planificar estratégicamente cuál será la mejor solución sin tener que sacrificar los propios intereses. 
  • Identificar aspectos positivos de cada parte implicada. 
  • Adaptar la formulación de las preguntas en función de si se requieren respuestas más abiertas o cerradas.  
  • Fomentar la comunicación y generar un diálogo basado en la empatía y la confianza, prestando atención al lenguaje verbal y no verbal.  
  • Entrevistar a las partes implicadas individualmente para conocer cada posición. 
  • Justificar la propuesta de resolución del conflicto de forma específica.  
  • Recrear escenarios reales: cuál sería el resultado si se llega a un acuerdo y cuál nos encontraríamos en caso de que no se produzca.  
  • Poner el foco en los beneficios de alcanzar un acuerdo; no hay vencidos ni vencedores, se trata de una negociación. 

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Un artículo de:
Sara Victoria Ranz
Coordinadora de Servicios Jurídicos en Grupo Castilla

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